En la actualidad, los equipos de seguridad operativa (SOC) enfrentan una creciente insatisfacción con las herramientas de ciberseguridad que utilizan. Esta inquietud fue reflejada en un estudio reciente realizado por Vectra AI, el cual revela que los expertos en ciberseguridad creen que, en lugar de facilitar su labor, las soluciones disponibles dificultan la detección y priorización de amenazas reales. Los resultados son preocupantes, pues destacan no solo una pérdida de confianza en las herramientas, sino también en los propios proveedores de estas soluciones. Este escenario pone de relieve la necesidad de un replanteamiento profundo en el enfoque hacia la ciberseguridad y la forma en que se desarrollan las tecnologías para este sector.
La desconfianza en las soluciones de ciberseguridad
Los profesionales de los SOC han expresado una creciente desconfianza hacia las soluciones que se les ofrecen. Los equipos consideran que las herramientas que deberían ayudarles a detectar ciberataques no están cumpliendo con su cometido, generando más ruido y confusión que apoyo real. A pesar de la mayor confianza en sus habilidades individuales y un optimismo general hacia el uso de la inteligencia artificial (IA), muchos equipos SOC aún enfrentan grandes desafíos cuando se trata de analizar amenazas cibernéticas.
La creciente sofisticación de los ataques, particularmente los híbridos, así como el uso de nuevas herramientas basadas en IA generativa por parte de los ciberdelincuentes, ha complicado aún más el trabajo de los especialistas en ciberseguridad. Este tipo de IA no solo ofrece nuevas oportunidades para la innovación defensiva, sino que también presenta un abanico de opciones para los atacantes, quienes pueden aprovechar sus capacidades para burlar sistemas de detección tradicionales. El resultado es una sobrecarga de falsas alarmas y ruido que consume tiempo y recursos, reduciendo la eficacia operativa de los equipos SOC.
Sobrecarga de alertas y ruido
Uno de los hallazgos más impactantes del estudio es que el 71% de los profesionales de SOC temen que la avalancha de alertas les haga perderse un ataque real. Esto no es una exageración, ya que el 51% de los encuestados admite no estar preparado para manejar el creciente número de amenazas que enfrentan. La funcionalidad de las herramientas tampoco es motivo de confianza, ya que el 47% no cree que estén funcionando adecuadamente, mientras que el 54% asegura que, en lugar de reducir la carga del SOC, las herramientas actuales la incrementan.
Una de las principales causas de esta sobrecarga es la sobreabundancia de herramientas que utilizan los equipos SOC. El estudio señala que el 73% de los equipos ha implementado más de 10 soluciones diferentes, y el 45% usa más de 20. Esta fragmentación no solo genera confusión, sino que también provoca una dispersión de los esfuerzos, ya que los equipos se ven obligados a integrar y gestionar múltiples plataformas, en lugar de contar con una solución cohesiva y centralizada. Esta situación ha llevado a muchos equipos a considerar el uso de sistemas avanzados de detección y respuesta extendida (XDR) como una alternativa más eficaz y menos complicada.
Responsabilidad compartida y el papel de los proveedores
La crisis de confianza no solo afecta a las herramientas, sino también a los proveedores de ciberseguridad. Más del 60% de los expertos en SOC cree que los proveedores ofrecen soluciones que generan demasiado ruido y alertas, y que estos deberían asumir una mayor responsabilidad por los intentos fallidos de evitar ataques. Esta crítica no es menor, ya que las empresas que desarrollan herramientas de ciberseguridad juegan un papel fundamental en la capacidad de los equipos SOC para proteger adecuadamente sus organizaciones.
Los especialistas dedican, en promedio, más de dos horas diarias a procesar y clasificar eventos de seguridad. Sin embargo, solo el 50% de ellos cree que sus herramientas realmente les ayudan a detectar ataques reales. Incluso, solo pueden gestionar el 38% de las alertas que reciben, y de estas, apenas el 16% son clasificadas como amenazas genuinas. Esto refleja una desconexión preocupante entre las capacidades de las herramientas y las necesidades reales de los equipos SOC, lo que pone en evidencia la urgencia de una revisión en los métodos y tecnologías actuales.
La inteligencia artificial como un rayo de esperanza
A pesar de estos desafíos, la inteligencia artificial se presenta como una luz al final del túnel. El estudio revela que el 85% de los expertos en SOC ha visto un aumento en la inversión en IA durante el último año, y el 67% cree que esta tecnología ha tenido un impacto positivo en la detección de amenazas. De hecho, el 89% de los encuestados planea ampliar su uso de IA en el futuro para reemplazar las herramientas heredadas que han demostrado ser ineficaces.
Sin embargo, para que la IA pueda ser completamente adoptada como la herramienta principal en la lucha contra las ciberamenazas, los proveedores deben generar confianza en los equipos SOC. Esto implica demostrar un valor tangible y real de las soluciones basadas en IA, sin añadir complejidad a los procesos operativos ya saturados de los SOC. La IA tiene el potencial de reducir la carga operativa, pero solo si se implementa correctamente y se integra de manera eficiente con las capacidades humanas y las herramientas existentes.
Un enfoque renovado para una protección eficaz
La insatisfacción actual con las herramientas de ciberseguridad refleja una crisis de confianza que no puede ser ignorada. En lugar de continuar invirtiendo en una multitud de soluciones que generan más problemas que beneficios, la industria de la ciberseguridad debe adoptar un enfoque más inteligente e integrado. Esto significa desarrollar soluciones que no solo generen alertas, sino que proporcionen información procesable y permitan a los equipos SOC priorizar amenazas reales de manera eficaz.
Solo una combinación equilibrada de tecnologías avanzadas y la experiencia humana puede proporcionar una protección confiable en un panorama de amenazas cibernéticas en constante evolución. La inteligencia artificial puede desempeñar un papel crucial en este proceso, pero para que sea efectiva, debe implementarse de manera que complemente las habilidades humanas y reduzca el ruido, en lugar de aumentarlo.
El futuro de la ciberseguridad no está en más herramientas, sino en mejores herramientas. La industria debe escuchar a los profesionales que se encuentran en el campo de batalla todos los días y ajustar sus soluciones a las necesidades reales de los equipos SOC. Solo entonces será posible restaurar la confianza y proporcionar una protección eficaz contra las amenazas cibernéticas que continúan evolucionando.
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